Personal de Hospitales Civiles denuncian carencias, mientras Alfaro reparte dinero a nosocomio privado
Personal de enfermería de los hospitales Civiles reclaman que mientras el gobernador, Enrique Alfaro destinó un total de 180 millones de pesos para obras, equipamiento y gastos de operación al Hospital privado Ángel Leaño, en los nosocomios que dependen de la Universidad de Guadalajara, los baños para los pacientes no tienen puerta y mucho menos agua caliente.
Otra inconformidad es que mientras el estado invertirá en el Ángel Leaño, que depende de la Universidad Autónoma de Guadalajara, al menos 70 millones de pesos en equipamiento hospitalario –el sitio funcionaría en caso de verse rebasado el resto de los nosocomios públicos en atender contagiados por covid-19-, en los nosocomios Fray Antonio Alcalde y Juan I. Menchaca, reciben a todo tipo de pacientes infectados con virus potentes, o bacterias inmunes a los antibióticos sin contar siquiera, con cubrebocas de calidad.
También, señalan que el mandatario antes de pretender gastar 75 millones de pesos para los gastos de operación del Hospital Ángel Leaño (incluye contratación de 178 personas con sueldos que van de 10 mil a 30 mil pesos), tome en cuenta que la plantilla de enfermería de los nosocomios civiles, en su mayoría cobra como auxiliares, cuando casi todas cuenta con una licenciatura o una especialidad, y sus percepciones son bajas.
«Cuando te contratan te pide título de enfermera general o el de licenciatura de enfermería, pero en nuestro recibo aparecemos como auxiliar, lo hacen para ahorrarse nómina», señalan.
Apuntan que recibieron la orden de recibir a todo paciente contagiado con covid-19, «con el material que cuente la institución, no se puede pedir más», por lo que subrayan que si quieres usar goggles o traje debes de comprarlos.
Admiten que el sindicato del hospital les regaló una careta y una mascarilla N95, la cual duran 72 horas, y que no solo les sirven para protegerse de pacientes covid-19, sino aquellos que presenten «choques sépticos y que no les hace efecto ningún antibiótico».
De parte del hospital reciben cubrebocas «patito», por lo que la opción es usar al mismo tiempo hasta tres o comprar uno de calidad. «Si tienes bata la usas, en lugar de traje, al hospital no se le puede exigir más, nos dijeron», expresó una de las inconformes.
Otra irregularidad que denuncian es que el servicio de terapia intermedia del Antiguo Hospital Fray Antonio Alcalde donde hay seis camas se cubre con pasantes de enfermería, cuando no tiene la responsabilidad ni la capacidad de una enfermera titulada para manejar un paciente crítico.
«No se les ha suspendido el servicio social, la jefe de Enseñanza de Enfermería las tiene amenazadas que si no lo hacen se les dará de baja y perderán los meses que ya llevan, incluso están obligadas a acudir los días festivos cuando no tienen la obligación, no son trabajadoras, y si se contagian qué va a pasar», cuestionan.
En tanto, refieren que disminuyó la presencia de los becarios de medicina en la institución.
También se quejan que en esta contingencia mientras todas las enfermeras acuden diariamente a laborar al Antiguo Hospital, los médicos se pusieron de acuerdo para no asistir todos los días. «Por ejemplo, si la plantilla es de 10 especialistas, el lunes se presentan cinco, descansan el martes y ese día acuden los otros. La ventaja de los médicos es que no checan, solo firman», aseveran.
Además, mostraron unas fotografías tomadas en el hospital Juan I. Menchaca donde se observan cajas y bolsas de donaciones de diferentes empresas de trajes, goggles, caretas y guantes para que se repartiera entre el personal de salud que atiende a pacientes con covid-19.
Sin embargo, gran parte del equipo de seguridad se guarda en el espacio donde es el sub-almacén, y en el piso 1, donde se ubica el área de empleados.
Aseveran los denunciantes que «con trabajo nos dan un cubrebocas los del sindicato», y al personal que está en área de covid-19, excepto a los de intendencia que también corren peligro, les reparten de vez en cuando las donaciones, pero las etiquetan a nombre de otro donador.