Para que no tuviera el «impulso de putear», violó a su hijastra

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Paulina una de las víctimas del psicoanalista Gabriel Vallejo Zerón consiguió que su abusador sexual, le explicara por qué la ultrajó por primera vez a los 7 años, y la violara a los 12 años: “si estabas bien estructurada como mujer, bien caliente, bien cogelona, bien abierta, ese impulso de putear se iba hacia lo amoroso”.

Paulina conoció a Gabriel Vallejo, cuando tenía cuatro años, era el psicoanalista de su mamá Minerva quien acudió con él, al verse afectada por su proceso de divorcio. 

Con el tiempo, Minerva pasó de ser su paciente a pareja, a pesar de que el psicoanalista está casado. La víctima también tomó terapia con él por decisión de su mamá.

Paulina en una plática que sostuvo con Gabriel cuando iban en el auto, grabó el momento en que el sujeto le reveló que logró excitarlo en el viaje familiar que hicieron en 2006, a Cancún, cuando ella tenía siete años.

“Nos metimos al río en el parque de diversiones, en Xcaret (…) y esa vez me acuerdo que me excitó mucho porque te vi tu culito (…) fue una excitación tierna, pero sí fue excitación”, se escucha en el audio.

La víctima en su denuncia narró que en esa ocasión cuando iban a bordo del vehículo, Minerva quien iba en el asiento delantero se quedó dormida, por lo que Gabriel aprovechó para girar su mano derecha, y comenzar acariciarle la entrepierna hasta llegar al área púbica. Ella sintió miedo e impotencia.

Sin embargo, para el ahora profesor jubilado de la Universidad de Guadalajara, el hecho fue un simple coqueteo en el carro, y se atrevió a decirle que ella ya andaba de “caliente”, según se escucha en el audio.

La víctima recién había cumplido 12 años, cuando la violó por primera vez. Gabriel Vallejo justificó su actuar al decir que se enamoró de Paulina cuando ella tenía 7 años. Le dijo que se percató que “no era mala de corazón” y veía que “estaba dispuesta a dar el culo con tal de existir, y ser chingona y poderosa”.

También le argumentó a Paulina que “yo sabía que tenía que hacerle de alguna manera para yo hacerte mujer en términos sexuales, porque si no te hacía mujer en términos sexuales no ibas a tener la diferencia, e ibas a seguir con el impulso de putear. En cambio, si eras mujer, y si estabas bien estructurada como mujer, bien caliente, bien cogelona, bien abierta, ese impulso se iba hacia lo amoroso”.

Admitió que no podían ser “noviecitos” por ser “aburrido”, y que por las diferencias de edad, no tenían nada en común.

Manipulador profesional

Gabriel Vallejo se dirigía a todas sus pacientes como “putas baratas”, “nalgas prontas”, “pendejas”, según testimonios de sus pacientes recabados por esta reportera. A los hombres los tachaba de “putos”, “castrados”, “pendejos que se dejan dominar por viejas putas, hambrientas, y devoradoras”.

Los expacientes de Gabriel Vallejo, en su mayoría de un nivel socioeconómico alto -algunos aportaban mensualmente 32 mil pesos por el costo de terapia familiar- coinciden en que la estrategia del psicoanalista en complicidad con su esposa Alma Patricia Mercado Espinosa, quien también se decía terapeuta era aislarlos de sus familias directas y de sus amistades.

Parte de su estrategia era provocar que parejas casadas terminarán separadas, y ponía a sus hijos en contra de los padres. 

A sus pacientes, les prohibía relacionarse entre ellos, los calificaba de locos, les gritaba palabras altisonantes y los obligaba a acudir a terapia grupal donde manipulaba a todos para atacar con descalificativos a una persona en específico. “Destruían tu autoestima en la sintonía que dictaba Gabriel, con tal de congraciarse con él”, refiere un asistente.

A la terapia grupal, asistían alrededor de siete personas, una de ellas, era Marcela Michel López, hija del empresario dulcero, Enrique Michel, y quien actualmente aspira a ser candidata a la alcaldía de Tlajomulco por Morena.

Los entrevistados, se mostraron preocupados en que Marcela Michel se convierta en presidenta municipal, puesto que, al estar controlada por Gabriel Vallejo, y el hijo de este con quien mantiene un noviazgo, el psicoanalista sería el poder, detrás del trono, consideran.

Una expaciente quien pidió se reservara su identidad recordó que durante las sesiones grupales sacaba, guardaba o se salía a la calle con su pistola. “Imagínate el lenguaje implícito que nos daba a todos, de control, de fuerza, y se imponía. Además, tenía siete, ocho guarros, y se ponía afuera de tu casa, más miedo te metía de abandonar la terapia”, mencionó.

Añadió que “nos hacía creer que todas las personas estaban contra ti, y a la persona que abandonaba la terapia teníamos que ‘quemarla’, porque la mayoría nos conocíamos entre sí, y nos decía que el que se salió nos quería chingar y que nos teníamos que adelantar. Nos metía una paranoia espantosa, un dominio total”, relató.

El control que ejercía Gabriel Vallejo sobre sus pacientes llegó al grado que si los citaba a las 6 de la mañana tenían que acudir, sin importar que no los recibiera. Se percataron que no había secrecía profesional entre Gabriel Vallejo y su esposa Patricia, puesto que se contaban todo, además, conocía sobre los abusos cometidos por el psicoanalista.

Otra denuncia

Daniela, otra víctima de Gabriel Vallejo, acudió a terapia con él durante 16 años, la mitad de ese periodo fue su pareja sentimental. Cuando el psicoanalista le dijo estar enamorado de ella, y le pidió ser su pareja, se sorprendió, y la obligó a sostener relaciones sexuales con él.

Gabriel le pidió mantener en secreto su relación y le dijo que no podía dejar a su esposa, debido a que le diagnosticaron purpurina en la sangre, y su hija  lupus, relató en su denuncia Daniela.

El psicoanalista le comentó a Daniela que tenía una asociación para ayudar a mujeres migrantes -la cual no existe-,  y la obligó a donar 800 mil pesos. También, le pidió sacar un crédito para adquirir una vivienda con valor de 2.3 millones de pesos. El psicoanalista le hizo firmar un poder notariado para cederles los derechos de la casa.

Gabriel le presentó a Paulina como su hijastra, mientras que a Daniela la introdujo como una persona de su confianza. En una ocasión, observó un mensaje de WhatsApp que Gabriel le mandó a Paulina en que mencionaba que “mi verga te extraña”. Daniela le cuestionó que cómo era posible que le dijera eso a su hijastra. Él respondió con golpes y comenzó a decirle que “era una culera como lo es mi familia, ya que él sabía cómo me había tratado mi papá y utilizaba en mi contra la información que daba durante mis terapias”.

Cuando Daniela pretendió abandonar a Gabriel, recibió amenazas de muerte. “Me decía que si no lo complacía me iban a dar un calentón y un violadón, que él mandaría gente a que me chingara a mí y a mi hijo”. Daniela fue violada por Gabriel en varias ocasiones en el consultorio.

Daniel y Paulina se percataron que Gabriel sedujo a otras pacientes, y a otras las violó.

Se busca

El asesor legal de las víctimas informó que Gabriel Vallejo y su esposa carecían de título para ejercer como psicoterapeutas, puesto que lo obtuvieron en 2016 y 2017, respectivamente, a pesar de que tenían más de 20 años ofreciendo sus servicios.

En ese momento existen un total de 17 denuncias contra Gabriel Vallejo, dos por abuso sexual -carpetas de investigación 95930/2020 y 95957/2020-. El resto que se presentaron la semana pasada, son por abuso psicológico, violencia física, responsabilidad profesional, usurpación de profesión, y fraude. Este último es por pedirles cantidades millonarias a sus pacientes para la inexistente casa de la mujer migrante, los recursos que fueron a parar al bolsillo de Vallejo.

El abogado refirió que Gabriel Vallejo es prófugo de la justicia, al existir desde enero de este año, una orden de aprehensión en su contra por el delito de violación, pide ayuda a la ciudadanía para que en caso de verlo, comunicarse a la Fiscalía al 33 3837 6000, extensión 18396 y 18397.

A los expacientes, les solicita que acudan a denunciar los abusos cometidos por Gabriel Vallejo. También se informó que se emitió una ficha roja por parte de la Interpol para localizar al señalado fuera del país.


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